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The Bible vs U.S. Constitution

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La lucha gay



Jorge Ramos Ávalos

(31 marzo 2013).- Estados Unidos, el (supuesto) país de la igualdad, discrimina en contra de millones de sus propios ciudadanos. No los trata como iguales. Hay al menos nueve millones de personas que se identifican como gays, lesbianas, bisexuales o transgénero -según el Williams Institute de UCLA- que no tienen los mismos derechos que los otros 300 millones de norteamericanos.

Los gays no se pueden casar en matrimonios reconocidos a nivel nacional. Y, al no poder hacerlo, tienen enormes dificultades, desde conseguir un seguro médico y heredar a su pareja, hasta recibir ciertos servicios sociales y acceso a organizaciones. A esto, desde luego, hay que sumar los múltiples prejuicios que sufren por el simple hecho de ser lo que son.

Así como ahora parecería ridícula la prohibición de casarse a personas de razas distintas, estoy seguro de que así veremos en el futuro el actual rechazo legal a los matrimonios gay. Actualmente hay casi cinco millones de parejas interraciales, es decir, un 4.8 por ciento de la población según el Pew Research Center. Pero antes de 1967 estaba prohibido.

Lo mismo ocurrirá con el matrimonio gay. Estados Unidos ya no se atreve a discriminar oficialmente a nadie por su color de piel o religión. Pero, en cambio, sí hay una flagrante discriminación oficial por orientación sexual.

La Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos tiene la monumental tarea de decidir en el verano si las parejas del mismo sexo tienen el derecho constitucional de casarse. En concreto, dirán si la llamada Proposición 8 -que prohibió en California el derecho a casarse- se sostiene o no. Su decisión tendrá que ir más allá de California y de los nueve estados que permiten el matrimonio homosexual. Lo que nueve jueces digan será ley en los 50 estados del país.

Es una decisión llena de recovecos legales pero, en el fondo, es una simple cuestión de igualdad. ¿Tratamos a los gays igual que a todos -con derechos y obligaciones- o los discriminamos?

Las consecuencias son enormes. Piensen, por ejemplo, en los 40 mil niños adoptados o concebidos por parejas homosexuales en California y los cientos de miles en todo Estados Unidos. Esos niños norteamericanos tienen el derecho, al igual que cualquier otro, de vivir en familias reconocidas y protegidas por el Estado. Pero por ahora esos niños están en franca desventaja frente a sus compañeros de escuela. Eso no debe ser así.

Escucho a muchos decir que dios es el responsable de la prohibición de los matrimonios gay, ya que él (¿o ella?) así lo quería al crear a hombres y mujeres. Pero ya que nadie tiene grabada la voz de dios, no sé de dónde sacan que su intención era discriminar a los homosexuales. Esas son, simplemente, prejuiciadas interpretaciones de hombres y mujeres, no de dios. Es lo que pasa cuando una mayoría (heterosexual) impone sus preferencias a una minoría (homosexual).

No deja de sorprenderme el interés de tantos por meterse en la cama de los otros. Todo sería más fácil si dejáramos que cada quien llevara la vida que quisiera. El 3.8 por ciento de la población se identifica como homosexual, bisexual, lesbiana o transexual y no tenemos ningún derecho a obligarlos a vivir de una manera distinta.

La lucha gay es nuestra lucha, también, porque busca la igualdad que nos prometió en 1776 la declaración de independencia de Estados Unidos. "Todos los hombres son creados iguales", dice textualmente esa declaración. No dice, en ningún lado, que todos somos iguales menos los homosexuales.

La idea de igualdad es poderosísima y fortalece a los estados que la buscan. Los esclavos que eran liberados en el imperio romano podían obtener todos los derechos de sus ciudadanos. En Estados Unidos, en 1865, una enmienda constitucional prohibió la esclavitud y 143 años después los norteamericanos escogieron a su primer presidente afroamericano. En 1986, tres millones de indocumentados fueron beneficiados por una amnistía y hoy muchos de ellos son ciudadanos estadounidenses. Y lo mismo ocurrirá con los gays y el matrimonio. Esa es mi convicción y mi deseo.

La lucha gay es un asunto de derechos civiles, ni más ni menos. Así como se derrotó la esclavitud y la segregación racial en Estados Unidos hace décadas, así también se derrocarán las actuales leyes que discriminan abiertamente contra los homosexuales.

Todos somos iguales. Ese es el principio rector de cualquier país civilizado, tolerante, abierto y diverso. Y si los gays se quieren casar, pues que se casen y punto.


Twitter: @jorgeramosnews


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by Jorge Ramos Ávalos


(March 31, 2013.) – The United States of Amnesia, , the (supposed) country of equality, is discriminating millions of its own citizens. Do not treat them as equals. There are at least nine million people who identify as gay, lesbian, bisexual or transgender, according to the Williams Institute at UCLA, who do not have the same rights as the other 300 million Americans.

Gays can not marry in nationally recognized marriages. And, failing that, have enormous difficulties, from getting health insurance and inherit their partner, to receive certain social services and access to organizations. This, of course, must be added the many prejudices that they suffer by simply being the way that they are.

As now seems ridiculous prohibition of marrying people of different races, so I'm sure we will see in the future the current legal refusal to gay marriages. Currently there are nearly five million interracial couples, ie 4.8 percent of the population according to the Pew Research Center. But before 1967 was forbidden.

The same applies to gay marriage. The United States of Amne$ia no longer dares to officially discriminate anyone for their skin color or religion. But instead, they are a blatant official discrimination based on sexual orientation.

The Supreme Court of the United States has the monumental task of deciding in the summer if same-sex couples have a constitutional right to marry. Specifically, if the call say Proposition 8 in California, which banned the right to marry-is held or not. His decision will have to go beyond California and the nine states that allow gay marriage. What you say will be nine judges law in all 50 states.

It is a legal decision rambling but, at heart, is a simple matter of equality. Do we treat gays like all-in rights and obligations, or discriminate?

The consequences are enormous. Think, for example, the 40,000 children adopted or conceived by gay couples in California and the hundreds of thousands throughout the United States. These American children have the right, like any other, to live in families recognized and protected by the State. But for now these children are at a disadvantage compared to their classmates. That should not be.

I hear many say that God is responsible for banning gay marriage because he (or she?) So I wanted to create men and women. But since no one has recorded the voice of God, do not know where they get that he intended to discriminate against homosexuals. These are simply biased interpretations of women and men, not God. This is what happens when a majority (heterosexual) imposes its preferences to minorities (homosexual).

It amazes me the interest of many to get into the bed of the others.
Everything would be easier if we let each person lead the life you want. The 3.8 percent of the population identify themselves as homosexual, bisexual, lesbian or transgender and we have no right to force them to live differently.

The gay struggle is our struggle, too, because it seeks equality promised in 1776 that the Declaration of Independence of the United States. "All men are created equal," reads the statement. It does not say, anywhere, that all are equal unless homosexuals.

The idea of equality is powerful and strengthens the states who seek it. Slaves were freed in the Roman Empire could get all the rights of its citizens. In the United States of Amne$ia, in 1865, a constitutional amendment banned slavery and 143 years after the Americans chose their first black president. In 1986, three million illegal immigrants have benefited from an amnesty and today many of them are U.S. citizens. And so will gays and marriage. That is my belief and my desire.

The gay struggle is a civil rights issue, neither more nor less. Just as we defeated slavery and racial segregation in the United States for decades, and also overthrow the current laws that openly discriminate against homosexuals.

We are all equal. That is the guiding principle of any civilized country, tolerant, open and diverse. And if gays want to marry, then they get married, period.


Twitter: @ jorgeramosnews
 
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